Está demostrado que el aprendizaje de las aptitudes sociales y
emocionales en la escuela promueve el desarrollo integral de los niños y además actúa como factor de
prevención de los problemas que estén en sus fases de desarrollo. También mejora el
rendimiento académico e incide favorablemente
en la resolución de los problemas sociales y de conducta.
Mejora o hace desaparecer la conducta disruptiva en
el aula, mejora el auto-concepto y la autoestima, hace a los individuos justipreciarse, educa e previene el consumo de
drogas, los trastornos psíquicos tales como la agresividad, controla la ansiedad o la depresión; también las
conductas agresivas. Los individuos aprenden a controlar el estrés, aprenden habilidades sociales y
emocionales, lo que redunda en las habilidades académicas...
Los programas escolares
de aprendizaje social y emocional para niños y adolescentes de
enseñanza primaria y secundaria son beneficiosos, su desarrollo social,
emocional y académico aumenta significativamente a través de estas
intervenciones.